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Juan sin Credo

La amistad germina de la mano

La amistad germina de la mano

Después de la gran tormenta caída, con fuerte aparato eléctrico, como consecuencia de la borrasca que atravesó la capital denominada Bathory contra la 613, volvimos de nuevo a la Casa de Vacas para asistir, el domingo 18 de abril, al espectáculo teatral titulado Mundolobo y Hojalata, por la compañía Ítaca, juntos en familia Rivimar Saavedra de las Conesas y el Príncipe de los Ángeles, Francisco I.

La obra que seleccionamos obedecía a unos clarísimos criterios epistemológicos basados, fundamentalmente, en el conocimiento empírico de la realidad escénica y no es que conociéramos la obra, que no la conocíamos, pero sí habíamos tenido la fortuna de presenciar el año pasado -durante el IX Festival de las Artes Escénicas de Alcalá de Henares- el buen trabajo actoral de María José Sarrate y Giovanni Holguín representando El licenciado Vidriera.

(Cartel del Licenciado Vidriera)

En esta ocasión, se sumergen en la piel de unos personajes con un enorme calado sentimental que atrapan la candidez e inocencia de todo el público infantil mediante una sencilla historia que resalta los valores del respeto y la aceptación de aquél que es diferente.

Mundolobo no tiene nada que ver con el resto de los animales de su especie porque carece de ferocidad. Pirula, una trapera que vive en la periferia de una gran urbe cualquiera, a la que llaman Hojalata, adquiere el compromiso de, en el periodo de un disco lunar, enseñarle esa cualidad, a cambio de un buen montón de monedas. Al término del plazo no consigue los objetivos previstos, aunque si logrará granjearse una fiel amistad con Mundolobo.

(Mundolobo y Hojalata)

Historia sencilla dirigida, aproximadamente, a niños menores de diez años que sonrieron con las palabras, los gestos y los bailes de estos camaleónicos actores, dotados con un vestuario cercano al de los payasos, sobre todo el de Giovanni, con esos pantalones anchos de cuadros anranjados, mientras que María José, portaba un mono azul al estilo de los integrantes del teatro del pueblo.

Finalmente, subrayo el excelente trabajo artesanal realizado por Pepe Ortega con espacio escénico de la casa de madera de Hojalata que, tristemente, sólo al final de la representación aparece desplegada, causando la admiración no sólo de los niños sino también de los adultos que allí estábamos disfrutando de la dramaturgia.

(Apariencia final de la casa)

Dicen que al final de la función los niños se acercaron hasta el escenario para recoger una semilla que regalaron al público Mundolobo y Hojalata. Dicen que Juan sin Credo pensó que esta semilla significaba el germen de una amistad con unos actores que habían sido capaz de transmitir unos sentimientos de admiración por el teatro tanto al hijo como al padre.

(Logotipo de la Compañía)

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