La comedia salvaje
La resaña con seña
Se oye comentar a las gentes del lugar que Juan sin Credo ha leído la última novela de Jose Ovejero, La comedia salvaje, publicada por el Grupo Santillana en septiembre de 2009, bajo uno de sus sellos editoriales, en esta ocasión Alfaguara.
Parece que el narrador está en tercera persona, sin embargo emplea el recurso del narrador vicario, pues en determinados momentos de la narración aparece una primera persona que conoce al protagonista, ya en la recta final de su vida, y le cuenta su sorprendente historia.
Parece que el contexto histórico se enmarca dentro de los acontecimientos bélicos de la guerra civil española y el tiempo interno se centra desde el comienzo de la contienda hasta el primer invierno de la misma, es decir, despidiéndose ya el infausto año de 1936.
Parece que el espacio se ubica en buena parte de la geografía española, así se muestran las Vascongadas y el norte de Castilla y las ciudades de Toledo, Madrid y Barcelona. Los lugares son tanto exteriores, ejemplo de ello son la multitud de noches pasadas al raso, como interiores, como cuando en la ciudad de Madrid se cita el Hotel Florida o el Museo del Prado.
Parece que los personajes principales son Bejamín, un joven ex-marista, perteneciente al bando nacional, ungido con una inverosímil misión, por parte de Manuel Azaña, de parar la guerra y la despierta, fiel y aguerrida acompañante Julia, que se convertirá en su sombra hasta llegar a Barcelona, en una de las últimas etapas de esta novela de carretera. Los demás personajes suelen ser anónimos, exceptuando Azaña o el maestro de literatura en el seminario de Benjamín, llamado Juan, que realizarán entre ambos un episodio antológico, remedo del escrutinio cervantino en el Quijote realizado por el cura y el barbero. Dentro de esos personajes colectivos no se deberían olvidar a los anarquistas del campo, el comando del Comité Antimperialista Revolucionario Latinoamericano, los Eremitas de la naturaleza estéril o los intrépidos Brigadistas, crisol de una cultura del compromiso y amantes de una muerte gratuita.
Dicen que a Juan sin Credo la lectura de la novela le ha resultado sumamente original -por el tratamiento recibido del tan manido tema de la guerra civil, en clave de humor surrealista- donde subyace un fondo de múltiples narraciones que se van desgranando dentro de trabada arquitectura novelesca, sorprendiendo y emocionando al lector con un contenido de amor y tragedia tan propio del género humano.
(El autor)