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Juan sin Credo

La boca llena de tierra

La boca llena de tierra

La resaña con seña

Se oye comentar a la gente del lugar que Juan sin Credo ha leído la ya clásica novela de la literatura serbia, publicada por primera vez en 1974 por L´Âge d´Homme, La boca llena de tierra, del escritor Branimir Scepanovic, traducida al español por Dubravka Suznjevic y editada por Sexto Piso en febrero del 2010.

 

Parece que la voz del narrador se bifurca en dos niveles, el primero emplea la primera persona del plural, el nosotros, que engloba al narrador y al único personaje que tiene un nombre propio, aparte del bisabuelo resucitado del protagonista, el nonagenario Joskin. La otra voz está en tercera persona y tipográficamente se marca en cursiva.

 

Parece que el tiempo externo o contexto histórico es prácticamente impredecible. Si es cierto que está dentro de la contemporaneidad porque se citan el tren, la clínica, la investigación científica...

 

Parece que el tiempo de la narración transcurre durante una día de agosto, desde que el protagonista coge el tren en Montenegro hasta que emprende, tras una fatigosa jornada, su huida hacia ninguna parte.

 

Parece que el espacio geográfico se ubica en una zona boscosa cerca de Prekornica y los lugares son predominantemente abiertos, el bosque, la planicie, exceptuando el tren.

 

Parece que el personaje principal es el científico sin nombre, moralmente hundido tras su fracaso profesional y personal, que además está aquejado de una enfermedad terminal. Otros personajes son el otro narrador y Jakov, cazadores que se encuentran de repente con la figura huidiza del hombre, el pastor, el guardabosques y toda un colectividad que emprende una frenética persecución sin sentido.

 

Dicen que a Juan sin Credo la lectura de esta novelita le ha resultado inquietante, provocándole un indigesto desasosiego al ver en ella una metáfora del absurdo existencial del ser humano, del odio ciego hacia el otro sin causa aparente, de la disolución de la sustancia del hombre por su terror al vacío de la muerte, a la pérdida de la confianza hacia los demás y al insoportable aburrimiento de la soledad.

(El autor)

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